Dicen que cuando se cierra una puerta se abre una ventana. Pues si, a veces pasa. Hace unos días tuve que rechazar a una editorial que había valorado mi manuscrito y quería publicarme. Después de mi
entusiasmo inicial fui yo la que tuve que valorar las condiciones, no tan buenas que me ofrecían y es que no todo vale por mucho que quieras cumplir tus sueños. En fin, este es otro tema…el caso es que ese
mismo día por la noche recibo un mensaje y tachán…! Me invitan a presentar mi libro con motivo de una festividad. Y hasta aquí puedo contar. Así que bueno, después de volverme a llevar un fiasco en este mundo que es tan difícil, abrí una ventanita para volver a entusiasmarme.