¿Y si te dijeran que eres la dueña o el dueño de tu tiempo para poder hacer todo lo que quisieras?

Sería fantástico, ¿verdad?, bueno, en la medida de lo posible esto es posible, valga la redundancia.
Si, ya sé que estas poniendo los ojos en blanco y repitiendo la famosa frase ¡si no me da la vida!, que te pareces al conejo blanco de Alicia en el país de las maravillas, que por cierto, recomiendo leer.
Si eres una persona súper planificada igual te las conoces todas toditas y muchas más, pero si eres un persona un poco caótica e impulsiva aunque muy implicada y dispuesta a la mejora continua como yo, igual hasta te parece interesante tenerlas en cuenta.
Lo primero, hay que SER REALISTAS.
Tenemos que ser realistas con nuestro tiempo, porque el tiempo es el que es y además del tiempo, que es objetivo, hay otros factores a tener en cuenta como nuestra salud, motivación, imprevistos y energía.
A veces, las personas nos echamos demasiados quehaceres a la espalda, tenemos obligaciones familiares, domesticas, el trabajo, obligaciones sociales, queremos ir al gimnasio, bailar la danza del vientre, hacer yoga, leer mucho y asistir al club de lectura, cumplir con los ritos religiosos que correspondan, visitar familiares y amigos, cumplir tus obligaciones como presidenta de la comunidad de vecinos…¡ay! me canso solo de escribirlo, luego llevar a las infinitas actividades que apuntamos a nuestros hijos, a los cumpleaños, estar al día de los infinitos grupos de whatssap, preguntarles la lección, más las quedadas con amigos, antiguos compañeros del cole, reunión de primos (vale algunas cosas se hacen de vez en cuando, pero, suma y sigue…) y…estar guapas y/o guapos, que no se nos olvide, entre otras…
Pues respecto a esto, tengo una “mala noticia” y es que a veces tenemos que priorizar, cada uno con sus criterios, pero como no somos Dios aunque lo llevemos dentro…
Que sí, que ya sé que todos conocemos a alguien que lo consigue todo sin casi problemas, pero si tu y yo no somos ese súper hombre o súper mujer, debemos priorizar un poquito.
Pues muy ligado a esto de priorizar está la siguiente técnica que propone Covey:

Priorización pura y dura, vaya…
Seguimos.
Con la siguiente técnica toca echar mano del reloj. Si quieres profundizar más esta técnica este libro es interesante para ello.
LA TÉCNICA DE POMODORO

¿Cómo se aplica?
- Se elige la tarea en la que tengamos que trabajar.
- Se pone la alarma para que suene dentro de 25 minutos.
- Hasta entonces trabajamos duro, sin descansos ni distracciones.
- Descansamos 5 minutos.
- Volvemos con la tarea otros 25 minutos.
- Tras cuatro pomodoros con sus respectivos descansos de 5 minutos, nos tomamos una pausa más larga de 20 minutos.
La siguiente es bastante simple, común y sencilla de seguir. A mí me gusta bastante.
LISTAS DE TAREAS

Es muy útil llevar una lista de tareas, clara, ordenada y concisa.
Pero cuidado con las tareas genéricas, mejor concretar tareas que te lleven con su realización hasta la consecución de la tarea genérica en cuestión. Me explico, si quieres hacer el cambio de armarios en casa, mejor poner, cambio de cajones de armario “tal” que cambio de armarios (todos los de casa). Y es que las tareas se hacen una por una y el hecho de ir terminando tareas nos motiva para seguir con las demás tareas. Además, al echar un vistazo a las tareas pendientes, creo que nos resulta más claro de esta manera, osea, concreatando en tareas pequeñas.
Hay muchas más técnicas y siempre está nuestra capacidad de adaptarlas a nosotros, probar y cambiar si no nos va bien.
Y lo más importante, los objetivos de aplicar estas técnicas son, entre otros:
- Mejorar la productividad.
- Desarrollar hábitos claros en cuanto a las actividades propuestas.
- Desarrollar las habilidades de planificación.
- Buscar equilibrio entre trabajo y vida personal.
¡Qué bien si se hiciera más hincapié en el tema desde la primaria…!
¿Nos animamos a seguir mejorando?, ¿os cuesta organizaros o sois unos expertos?, ¿cómo os organizáis vosotros? Me encantaría leeros y seguir aprendiendo.
¡Un beso navegantes!